Plantas antiinflamatorias: contusiones, artritis, neuralgias, úlceras…
Plantas antiinflamatorias: contusiones, artritis, neuralgias, úlceras…
Plantas Antiinflamatorias
Las plantas antiinflamatorias son una alternativa a la medicina convencional. La inflamación es un proceso natural tremendamente útil para el cuerpo, ya que ayuda a reparar los tejidos del organismo. Este mecanismo es la respuesta del sistema inmunitario para defenderse ante cualquier tipo de agresión: irritación superficial, traumatismo articular o muscular…
A nivel celular este mecanismo es muy complejo y se denomina “cascada araquidónica”. En él se liberan localmente las sustancias responsables de la inflamación y acuden células del sistema inmunitario para reparar los tejidos que han sufrido lesiones. Es entonces cuando aparecen los síntomas característicos de la inflamación como es el dolor, la hinchazón, el calor y el enrojecimiento.
Lo normal es que la inflamación desaparezca pasadas unas horas o como mucho unos días, una vez queha empezado la reparación. Pero cuando la inflamación perdura en el tiempo aparecen los verdaderos problemas.
Si la inflamación se vuelve crónica pueden darse dos casos:
• Sigue manifestándose con los síntomas característicos (dolor, calor, hinchazón…). Es el caso de las afecciones inflamatorias articulares, por ejemplo.
• Evoluciona sin presentar síntomas visibles. Entonces nos encontramos con la que podría ser la base de diferentes patologías como alzhéimer, enfermedades cardiovasculares, enfermedad intestinal inflamatoria (EII)…
Los antiinflamatorios de síntesis: logros y decepciones
En 1829 se descubrió la salicina, un glucósido obtenido de la corteza del sauce que actúa como agente antiinflamatorio.
La comercialización de su forma sintética con el nombre de aspirina (por parte de los laboratorios Bayer) permitió investigar tras moléculas que tenían las mismas propiedades antiinflamatorias.
Así, en 1973 aparecieron el ibuprofeno y el naproxeno, mientras que en 1979 lo hizo el piroxicam. En esas mismas fechas ya se habían establecido los fundamentos terapéuticos de la reumatología moderna, diferenciándose entre inflamación aguda y crónica. Un poco más tarde se descubrieron los corticoides, que actúan como equivalentes sintéticos de la hormona cortisona, y los inmunosupresores, que se emplean en las inflamaciones crónicas.
Poco a poco, todos estos antiinflamatorios de síntesis pasaron a estar entre los medicamentos más consumidos bajo prescripción médica. Y desde que son de venta libre han pasado a ser los más usados en casos de automedicación.
Antiinflamatorios de síntesis
El gran problema de estos fármacos es que a menudo son el origen de efectos secundarios no deseados, a veces muy dañinos para la salud. Por ejemplo, presentan riesgo de toxicidad en el tracto digestivo (causa de dolores y de hemorragias) y pueden provocar microulceraciones de la mucosa (responsables de gastritis y de úlceras gástricas).
Para intentar prevenir estos efectos muchos médicos prescriben de forma sistemática, junto a los antiinflamatorios, protectores gástricos de la familia de los IBP (inhibidores de la bomba de protones). Pero estos medicamentos, lejos de solucionar el problema, ¡pueden provocar nuevos
efectos secundarios!
Por si esto fuera poco, numerosos estudios han demostrado que los antiinflamatorios aumentan considerablemente el riesgo de infarto de miocardio, de accidente cerebrovascular (ACV), de insuficiencia cardíaca y de hipertensión arterial. Y además son tóxicos para los riñones, por lo que se desaconsejan en caso de insuficiencia renal.
Poderosas plantas antiinflamatorias
Las plantas antiinflamatorias medicinales suponen una gran ayuda en caso de inflamación aguda. Por ejemplo, ante unacrisis de artritis o para aliviar pequeños traumatismos (golpes, contusiones…).
Eso sí, debe actuar rápido, en un plazo que no supere los 10 días.
La grosella negra, la árnica, la manzanilla romana, el comino negro, elsauce blanco y la reina de los prados, así como los AE de gaulteria olorosa y de eucalipto limón son algunos de los remedios naturales más eficaces contra la inflamación aguda.
Cuando se trata de inflamación crónica, tanto si el estado inflamatorio es sintomático (reumatismo, afecciones respiratorias tipo asma…) como si no (demencias, enfermedades cardiovasculares, obesidad…), las plantas recomendadas son la cúrcuma, la boswellia, la uña de gato y la ortiga. Se deben tomar por vía oral y el tratamiento puede ser continuado (por ejemplo, en el caso de la cúrcuma) o discontinuo de 2 a 3 meses.
Por supuesto, si los síntomas de la inflamación crónica se agudizan, pueden usarse conjuntamente las plantas de las dos clasificaciones indicadas. El tratamiento tendrá la misma duración que el señalado para tratar la inflamación aguda.
En caso de inflamación aguda
Grosella negra
La grosella negra (Ribes nigrum) posee una interesante actividad antiinflamatoria, siendo capaz de imitar la acción de la cortisona natural. Se emplea para todo tipo de inflamación: de las vías respiratorias (fiebre del heno, alergia al polvo, asma…), de las articulaciones, de las vías urinarias (cistitis o prostatitis, por ejemplo)…
Sus hojas se emplean para aliviar los reumatismos, mientras que sus brotes frescos son antihistamínicos (la histamina es un mediador de la inflamación y de la alergia). En caso de afecciones inflamatorias articulares o de las vías urinarias tome una infusión de grosella negra. Para prepararla sumerja 10 g de sus hojas secas en un gran bol con agua hirviendo. Deje infusionar durante 15 minutos, filtre y beba entre 2 y 3 tazas al día.
Si opta por los brotes frescos de grosella negra en macerado glicerinado 1 DH vierta entre 50 y 100 gotas en un vaso de agua por la mañana. El tratamiento no debe superar las 3 semanas.
Manzanilla romana
En la Antigua Grecia la manzanilla romana (Chamaemelum nobile) se empleaba sobre todo para hacer frente a las inflamaciones del tracto digestivo (gastritis, úlceras de estómago…) y para bajar la fiebre. Actualmente se sigue usando para las inflamaciones digestivas, pero también para tratar algunos problemas de piel (eccema, forúnculos, heridas, grietas, urticaria…) y de ojos (conjuntivitis, blefaritis -inflamación del párpado-…), así como relacionados con los nervios (neuralgias faciales, neuritis…).
Para las inflamaciones digestivas y urinarias el tratamiento debe ser por vía interna. Prepare la infusión con entre 5 y 10 cogollos florales por taza y deje infusionar durante 10 minutos en agua hirviendo; beba entre 3 y 5 tazas al día. En tintura madre (TM) diluya 30 gotas en un vaso de agua y repita 3 veces al día, tomándolo antes de las comidas.
Para las inflamaciones de la piel y de los ojos, infusione una cucharada de manzanilla en un bol de agua hirviendo durante 10 minutos. A continuación, sumerja compresas estériles que deberá aplicar localmente sobre la zona inflamada.
Comino negro
Cerca de 500 estudios avalan las propiedades terapéuticas de las semillas de comino negro (Nigella sativa), también conocido como “arañuela”. Algunos han demostrado que estas semillas estimulan el sistema inmunitario y otros han confirmado sus potentes propiedades antinflamatorias. Estas se deben a su principio activo más destacado, la timoquinona, que atrapa los radicales libres y favorece la bajada de la inflamación luchando contra la oxidación de las células.
El comino negro está indicado principalmente para las inflamaciones de las vías respiratorias (fiebre del heno, alergias, asma…) y de la piel. Puede tomarlo en forma de TM añadiendo entre 10 y 30 gotas en un vaso de agua, 3 veces al día.
También puede optar por su aceite tomando de 2 a 3 cucharaditas en las comidas (puede añadir miel) ó 1 cucharada sopera por la noche al acostarse, en tratamientos de 3 semanas.
Otra opción es aplicar el aceite directamente sobre la piel, ya sea el aceite puro o sus aceites esenciales (AE).
Atención: no aplicar el AE directamente sobre las heridas.
Árnica
También conocida como “florecilla de la montaña”, la árnica (Arnica montana) destaca por sus propiedades antinflamatorias, cicatrizantes, antihematomas y analgésicas. Estas virtudes se deben a su contenido en lactonas sesquiterpénicas como la helenalina.
Para tratar las inflamaciones articulares (reumatismos, artritis o artrosis) se emplea de forma externa. También puede aplicar directamente sobre la piel inflamada la tintura alcohólica de árnica (con cuidado de que no toque directamente ninguna herida), así como pomadas o geles, que permiten una mejor absorción de los principios activos antiinflamatorios.
La infusión también debe aplicarse de forma local, nunca por vía interna. Para prepararla infusione 2 g de flores secas durante 10 minutos en 250 ml
de agua hirviendo. Empape bien una compresa con la mezcla y aplíquela sobre la piel.
Atención: excepto en forma de gránulos homeopáticos, la árnica no debe tomarse jamás por vía oral, ya que puede resultar tóxica.
Sauce blanco
En Mesopotamia se utilizaba el sauce blanco (Salix alba) para tratar diversos dolores. Su corteza es rica en derivados salicílicos (los mismos presentes en la aspirina), en taninos antiinflamatorios y en flavonoides antioxidantes. Se recomienda especialmente para las inflamaciones del aparato locomotor (reumatismo, artritis, crisis de gota, dolores dorsales…), de los músculos (lumbociática) y en caso de neuralgias.
Puede preparar una infusión con entre 25 y 30 g de su corteza en 1 litro de agua hirviendo, que deberá dejar infusionar durante 10 minutos. Beba entre 2 y 3 tazas al día. También puede tomar 2 cápsulas antes de cada comida (consulte las indicaciones del laboratorio fabricante).
Atención: el sauce blanco está contraindicado en caso de alergia a la aspirina o si se están tomando fluidificantes sanguíneos. Aunque la aspirina hace efecto más rápidamente, su acción dura menos y además puede provocar irritaciones en la pared del estómago.
Reina de los prados
Las sumidades floridas de la reina de los prados (Filipendula ulmaria) contienen altas dosis de salicilato, taninos y flavonoides. Junto al sauce blanco es probablemente el antiinflamatorio natural que se emplea desde hace más tiempo.
Algunos expertos denominan a esta planta “aspirina vegetal” por sus sorprendentes efectos antiinflamatorios y analgésicos sobre los dolores articulares y dentales, así como en caso de fiebre. También alivia los tendones y los músculos inflamados, por ejemplo, en caso de tendinitis o de “codo de tenista” (inflamación de los tendones que unen los músculos del antebrazo con la parte exterior del codo).
Para preparar la infusión vierta 1 cu-
charadita de sus hojas y flores secas en un bol de agua que acabe de arrancar a hervir y deje reposar durante 10 minutos. Beba 3 tazas al día.
Atención: no hierva la planta, pues sus propiedades podrían alterarse. Las contraindicaciones son las mismas que las señaladas para el sauce blanco.
En caso de inflamación crónica
Las siguientes plantas antiinflamatorias deben tomarse siempre por vía oral durante al menos un mes. En caso necesario podrá repetirse el tratamiento.
Cúrcuma
Esta especia llegó a Europa en el siglo XVI desde Oriente Medio de manos de los árabes. La cúrcuma (Curcuma longa) ha sido objeto de numerosos estudios que confirman las propiedades beneficiosas para la salud de la curcumina, su principio activo más destacado.
Puede tomar cúrcuma para prevenir numerosos estados inflamatorios. Eso sí, para tratar una inflamación ya instalada debe asegurarse de que la concentración de curcumina sea al menos del 95%, tomando entre 3 y 5 cápsulas de 500 mg al día.
Otra opción es que elabore usted mismo una mezcla muy efectiva a base de pimienta negra, jengibre y polvo puro de cúrcuma. La proporción debe ser de aproximadamente 1 parte de pimienta negra por cada 5 de polvo de jengibre y 9 de cúrcuma.
Atención: esta mezcla está contraindicada en personas con inflamación del tracto digestivo. Tampoco se recomienda en mujeres embarazadas, en personas que estén tomando anticoagulantes o, si van a someterse a una cirugía, en los 3 días anteriores y posteriores a la operación.
Ortiga
Remineralizante y rica en hierro asimilable, la ortiga (Urtica dioica) complementa el tratamiento de numerosas enfermedades reumáticas, especialmente la poliartritis reumatoide.
Puede preparar una infusión añadiendo 5 g de sus hojas y flores en un gran bol de agua hirviendo. Deje infusionar durante 10 minutos y beba 3 tazas al día.
Atención: aunque no hay contraindicaciones para las curas de ortiga, es importante que compruebe el origen ecológico de la planta, ya que tiende a acumular los tóxicos presentes en el ambiente.
Boswellia
En la medicina ayurvédica se emplea la boswellia (Boswellia serrata) para tratar la inflamación. Su principio activo más destacado, el ácido boswélico, inhibe la acción de los desencadenantes del proceso inflamatorio. Varios estudios han demostrado que esta planta es eficaz en caso de artritis de rodilla y de crisis de asma.
Para obtener sus beneficios tome 300 mg de un extracto de su resina entre 2 y 3 veces al día. Asegúrese de que el extracto contenga al menos un 70% de ácidos boswélicos y sea paciente, ya que a veces hay que esperar entre 2 y 4 semanas para que puedan observarse resultados.
Uña de gato
La planta antiinflamatoria uña de gato (Uncaria tomentosa) es una planta tropical que crece principalmente en la selva amazónica. Suele emplearse para aliviar la artritis, los reumatismos y las inflamaciones del intestino.
En Europa empezó a emplearse a principios de 1990 para complementar el tratamiento de cáncer y de numerosas enfermedades inflamatorias, pues contribuye a reforzar el sistema inmunitario. Se ha demostrado que las sustancias glucosídicas que contiene son tremendamente eficaces a la hora de inhibir la inflamación.
Puede tomar la corteza de uña de gato seca y en polvo, en dosis de 60 a 100 mg al día.
Atención: por precaución deben evitarla las personas que se hayan sometido a un trasplante o que tomen inmunosupresores, así como las mujeres embarazadas o en período de lactancia y los niños menores de 3 años.
Dos aceites esenciales para mejorar su bienestar
Por último, también puede acudir a los aceites esenciales (AE) con efecto antiinflamatorio. Eso sí, aplíquelos de manera local, nunca por vía interna, y siempre tras haber sido diluidos en un aceite vegetal (AV).
AE de gaulteria olorosa
Procedente del Himalaya, las hojas de gaulteria olorosa (Gaultheria fragrantissima) se emplean tradicionalmente contra todo tipo de dolores e inflamaciones. Contiene un 99% de salicilato de metilo, un derivado del ácido salicílico, lo que la convierte en una planta muy útil para tratar las inflamaciones de tendones, articulaciones y músculos.
Diluya entre un 20 y un 40% del AE en un AV (por ejemplo, 2 gotas en una cucharadita de aceite de avellanas) y aplique varias veces al día. También puede optar por geles, bálsamos o roll-on bio ya preparados que incluyen aceite esencial de gaulteria.
Atención: deben evitar la gaulteria olorosa las personas alérgicas a la aspirina.
AE de eucalipto limón
Al contrario que todos sus “primos” Eucalyptus, el AE de eucalipto limón (Eucalyptus citriodora) no contiene eucaliptol con propiedades expectorantes, sino entre un 45 y un 85% de citronelal, una sustancia que le confiere poderosas propiedades analgésicas y antinflamatorias.
Al igual que con el AE de gaulteria, dilúyalo al 20% como mínimo en un AV antes de aplicarlo sobre la piel.
Atención: ambos AE están contraindicados en menores de 7 años y en mujeres embarazadas o en período de lactancia.
En este artículo puedes leer sobre el asma y las alergias.
Fuente: Plantas & Bienestar / Febrero 2020